miércoles, 13 de octubre de 2010

El Corredor y Rostito Madriguera

Espero que les guste, es de mi autoria, al principio iba a ser un cuento para niños pero se fue tergiversando y quedo un cuento semi porno/necrofilo, para ñiños tambien.

Había una vez, en un lejano y oscuro bosque un pequeño y virginal conejillo, su trabajo era juntar huevos dorados, todos los días salía temprano en busca de grandes huevos y realmente se esforzaba en encontrarlos; hasta que no lograba encontrar al menos uno de estos, no volvía a su madriguera tranquilo. Todas las mañanas pasaba por delante de su casa un corredor de autos, que aunque su cara irradiaba bondad, en el fondo era terrible hijo de puta, él tenia la manía de tocar fuertemente su bocina, como para molestar al conejillo, cosa que lo hacia rabiar muchísimo. El era muy desconfiado, temía que si dejaba los huevos encontrados en su casa, algún otro animalito del bosque los robaría. Como todas las mañanas, él paso por la casa de Rosito tocando su estruendosa y viril bocina, gritando:
- ¡¡CONEJO AVARO, ENTREGA LOS HUEVOS DE ORO AL BOSQUE!!- exclamó. Rosito Madriguera asustado, todavía no se había despertado, pero se levanto bruscamente, sabía que en algún momento, los demás animalitos del bosque, que eran muy envidiosos, entrarían a la fuerza a su pequeña morada y destrozarían todo, robándole sus preciados huevos de oro, púes nadie sabia de donde conseguía esos huevos perfectos, brillosos y de variado tamaño. Ese día Rostito no salio de su casa hasta horas mas tarde de lo sucedido, su consciencia se retorcía y pensaba -¿Seré avaro? toda mi vida he luchado por esto, fue el único ejemplo que me dejaron mis papas conejos, trabajar y conseguir lo que realmente me propongo día a día, YO solo hago todo el trabajo, y no le pido nada a nadie ¿porque todo el bosque me envidia?- se preguntaba excesivamente en medio de un ataque de pánico. Se preparo, se lavo su cara y sus dientes y salio a la búsqueda cotidiana de huevos, siguió reflexionando en toda su jornada -Nunca busco realmente, solo aparecen…- acoto por el aire, moviendo su parado y pomposos rabo blanco, refiriéndose a los huevos. Siguió su día, pensando. El pensó, pensó y re pensó; lloro y se amargo, toda la tarde y la noche. Empezó a sentir pánico al salir los días siguientes, se sentía inseguro y tenía miedo de cualquier criatura, dejo de comer e higienizar sus partes privadas. Enfermó y mas tarde murió.
Por supuesto, que el pobre conejo de alguna manera era un ser querido en el bosque, envidiado y por sobre todas las cosas olvidado. Ahora todos los animalitos del bosque se enfermarían de avaricia, tratarían de destrozar la humilde morada del difunto, robarle y ultrajarle todas sus pertenencias, no solo el corredor, posteriormente se sentiría culpable, sino que estaría intrigado y tendría miedo de preguntar donde se encontraría el tesoro de Rostito, refiriéndose, claro a los huevos de oro…todo esto pasaba por la cabeza del conejo antes de morir.
Todos los animalitos se reunieron alrededor del cuerpo ya sin vida del conejo, organizaron y debatieron que hacer con el tesoro, en medio de un festín de frutas, semillas y elixires especularon donde podría estar, y si lo encontrarían, que harían con el, en que lo invertirían, en que lo gastarían, ¿lo repartirían? ¿Lo regalarían?...
Antes de empezar a buscar, el corredor oficializo el velorio y dijo: -Ya se lo que vamos a hacer, escuchen todos, antes que nada vamos a pedir un minuto de silencio para nuestro querido Rostito de Madriguera, hijo de Anita la Coneja y Carmelo Madriguera, nacido el 27 de abril del año 2988 y fallecido el día 27 de abril del año 2988, amado y odiado por su riqueza -concluyo entre lagrimas de alegría y voz quebrada de emoción. El, continuo -Yo me voy a encargar de hacer desaparecer el cuerpo, lo llevare hacia el río y el río hará su trabajo-.
Luego de dicho discurso el corredor levanto el fiambre y exclamo -Que pesado que esta señor Madriguera- como bromeando y buscando cómplices a esa broma de mal gusto. Realmente estaba pesado; se sentía y veía que el cuerpo estaba pesado.
Camino al río, donde seria el cementerio acuático de Rostito, el corredor puso música de funeral, alertando a la comunidad del bosque que debían estar de duelo. Les había explicado antes de cargar al conejo en su baúl, a los integrantes de la masacre que no revisen ni investiguen donde se podría encontrar el tesoro hasta que el vuelva. Llego al río Massachussets y se encargo de su trabajo, dejo el cuerpo que se valla con la fuerte corriente del río…a lo lejos se veía una pompa de algodón mojada, era Rostito Madriguera, hasta que lo perdió de vista. Volviendo al bosque, ya con la conciencia mas tranquila, se encontró con que todos los demás animalitos habían penetrado furiosamente en la madriguera de Rostrito.
-¡No encontramos el tesoro!- reclamaban las ardillas- ¿donde están los huevos?- preguntaban las pequeñas golondrinas -¡¡se lo ha llevado a la tumba!!- discutían otros, se escuchaban lamentos, susurros, lagrimas…
¿Dónde estaba el tesoro?...el conejillo se los había tragado antes de morir, y el río ya había perdido su rastro.

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